El ácido fólico — forma sintética de la vitamina B9— y los folatos que obtenemos de los alimentos son esenciales para fabricar ADN y para que las células se dividan y se reparen correctamente. Esto cobra especial importancia en las primeras semanas del embarazo, cuando el desarrollo es vertiginoso: mantener buenos niveles de esta vitamina puede marcar una gran diferencia para la salud del bebé y también de la madre. Y, aunque no estés embarazada, el folato sigue siendo fundamental para la formación de la sangre, el funcionamiento del sistema nervioso y el metabolismo de la homocisteína.
En Tekderma Calderona Wellness, somos especialistas en salud femenina y acompañamos a nuestras pacientes en todas las etapas, incluyendo la planificación y el cuidado del embarazo. Te contamos por qué el ácido fólico es tan importante y cómo tomarlo correctamente.
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¿Por qué hablar de ácido fólico durante el embarazo?
El déficit de folato es más frecuente de lo que pensamos y, a menudo, pasa desapercibido. Contribuyen a ello una dieta pobre en frutas, verduras y legumbres, el consumo de alcohol y tabaco, los trastornos de malabsorción, el hipotiroidismo, la enfermedad renal y determinadas medicaciones que interfieren en su metabolismo. A esto se suma que muchas gestaciones no se planifican; por ello, asegurar una ingesta diaria suficiente en mujeres en edad fértil se considera una estrategia preventiva eficaz y sencilla.
Beneficios del ácido fólico para embarazadas
En el embarazo, el beneficio mejor demostrado es la disminución del riesgo de defectos del tubo neural, como la espina bífida y la anencefalia. Además, un estado adecuado de folato contribuye a prevenir la anemia megaloblástica, motivo por el que la mayoría de vitaminas prenatales lo incluyen junto con hierro. De forma más amplia, una buena disponibilidad de folato en la ventana periconcepcional se asocia con mejores resultados obstétricos y favorece un entorno epigenético saludable para el desarrollo fetal. El control de la homocisteína —en el que cooperan folato, vitamina B12 y B6— añade un posible beneficio vascular materno.
¿Tiene ventajas el ácido fólico sin estar embarazada?
Fuera del embarazo, el folato sigue siendo importante. Ayuda a producir bien las células de la sangre y a que el sistema nervioso funcione como debe. Cuando falta, la homocisteína —una sustancia que circula en la sangre— puede acumularse, y eso no es bueno para el corazón y los vasos. Por eso, corregir la falta de folato forma parte del cuidado cardiovascular. Si tomas medicamentos que interfieren con el folato (como algunos usados en reumatología u oncología) o llevas mucho tiempo con metformina, es recomendable controlar tus niveles de folato y, sobre todo, de vitamina B12, y ajustar la suplementación según te indique tu médico.
Hombres y fertilidad
El folato también es relevante para ellos. Participa en la espermatogénesis y en los procesos de metilación del ADN espermático, de modo que una ingesta adecuada es un pilar más del estilo de vida fértil masculino. En varones sanos no se recomienda una dosis distinta a la habitual para cubrir las necesidades diarias; en casos de subfertilidad, la indicación debe individualizarse por el especialista.
¿Cómo y cuándo tomar ácido fólico?
Si existe posibilidad de embarazo, lo recomendado es tomar 400 microgramos de ácido fólico al día de forma continua. Si estás planificando quedarte embarazada, empieza al menos un mes antes y mantén la dosis hasta completar las primeras 12 semanas. Después, muchos profesionales aconsejan continuar con un prenatal durante el resto del embarazo por el aporte de otros nutrientes.
En situaciones de alto riesgo de defectos del tubo neural —como tener antecedentes personales o familiares, tomar ciertos antiepilépticos, tener problemas de absorción, diabetes mal controlada u obesidad— el médico puede indicar dosis más altas y temporales hasta la semana 12, siempre con seguimiento.
Sobre los polimorfismos del gen MTHFR: son frecuentes y, en general, no cambian la recomendación estándar. Para la mayoría, 400 microgramos diarios son suficientes, y no se aconseja hacer pruebas genéticas solo para ajustar la dosis.
Respecto a las formas disponibles, el ácido fólico tradicional es la presentación más común, estable y eficaz. El L-metilfolato (como Metafolin® o Quatrefolic®) es la forma activa que el cuerpo usa directamente; puede ser útil si hay malabsorción o intolerancia al ácido fólico convencional. Para la población general, cualquiera de las dos opciones, a dosis equivalentes, cumple el objetivo preventivo.
No hay que olvidarse de las fuentes naturales de folato: verduras de hoja verde (espinaca, acelga), legumbres, cítricos, aguacate y frutos secos. Aunque en muchos países se fortifican harinas y cereales con ácido fólico, solo con la dieta a veces no se llega a la cantidad recomendada, por lo que el suplemento diario sigue siendo importante.
¿Ácido fólico “demasiado alto” es perjudicial?
En suplementación, “más” no siempre es mejor. En adultos, el límite máximo seguro de ácido fólico sintético (el de suplementos y alimentos fortificados) es de 1.000 microgramos al día. Superarlo de forma habitual no ofrece más protección frente a los defectos del tubo neural y, en cambio, puede ocultar un déficit de vitamina B12, dificultando su diagnóstico. Por eso, salvo en situaciones de alto riesgo en las que un profesional indique dosis altas de manera temporal y controlada, lo sensato es mantener dosis fisiológicas. Sobre otros posibles efectos con ingestas muy elevadas, la evidencia no es concluyente; con las dosis habituales de 400–800 microgramos diarios, el balance beneficio–riesgo es claramente favorable.
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Sobre el autor
Dra. Darya Dudenko Lozenko
Especialista en ginecología general y reproducción asistida, la Dra. Darya Dudenko cuenta con una sólida formación académica, incluyendo un doctorado en Medicina centrado en la salud endotelial. Actualmente ejerce en reconocidos centros como el Hospital Vithas 9 de Octubre y el Equipo Juana Crespo. Es reconocida por sus contribuciones científicas en el campo de la reproducción asistida y ginecología, habiendo recibido premios por su labor investigadora.






